domingo, 28 de noviembre de 2010

Tirilio el esclavo. Cap. 6.

.....Roma: Ruidosa, bucólica, afiebrada por esas horas, era testigo de la llegada de Sempronio, quien respiraba la particular conjunción de aromas, tan característica en la ciudad, algo olvidados por el, ausente en su memoria la observaba en detalles, como reconociendola. Los puestos del mercado atestados, los ciudadanos, transportados cómodamente en sus literas, las damas , los esclavos y los grandes monumentos, todo allí, cargaba sus pensamientos de impresiones y sensaciones... Llego cansado y hambriento, deseoso de ir al encuentro de su hermano Tito, magistrado, influyente, mas refinado en sus modales y poseedor de mayor cultura que el, quien se reconocía como un campesino, adinerado, pero campesino al fin. Allí, podría descansar y olvidar en las opciones de la gran ciudad, la rutina, y la carencia de festividades, tan poco comunes en su vasto latifundio de la región de Campania..... Una vez llegado a la casa, suntuosa, palaciega, donde seria huésped, su hermano lo esperaba preparado un banquete para homenajearlo por la noche, Sempronio solo deseaba tomar un largo baño, poner la mente en blanco y luego si entregarse a los placeres de la comida, beber en abundancia para luego entregarse a los mas bajos deseos carnales, para satisfacer sus recónditos deseos de lujuria, allí, o en algún lupanar de la ciudad, y luego, muy tarde, desfallecer en su recámara hasta bien entrada la mañana... A su despertar, acordaron los motivos de su viaje con su hermano, quien intentaría mediante sus influencias, conectar a Sempronio con otros ciudadanos, para negociar a futuro con la excelente mercadería de su manufactura en la finca, que el mismo producía, y de la cual obviamente era propietario. Apenas unas horas entrada la tarde, la ciudad parecía a un hormiguero humano, el gran gentío, junto con los carros, atestaban las calles, circulando en la misma dirección y se dirigían hacia un mismo punto exacto. Se erigía allí, colosal, temerario el gran coliseo, albergue por varios días festivos de espectáculos viscerales, dantescos, sangrientos e innegablemente sorprendentes y perversos, que tanto disfrutaba y extasiaba al numeroso pueblo Romano.Sempronio ya ubicado en la gran gradería, previo al inicio de los juegos, se mostraba embriagado y frenético en sus movimientos, colérico: El futuro choque de espadas, la lucha solemne y acompasada de los que iban a morir en franco combate, el chasquido de un látigo, y el infernal rugido de las fieras le hacían evullir la sangre. Se reconocía pleno,exultante, sabiéndose un Romano de sangre, de ley. Era obsceno, grotesco, rustico, impiadoso, pero era un ciudadano, y ese era el mejor de los honores que podía lucir y ostentar. Los ánimos alborotados y el frenesí, incontrolable que vivía, lo alejaban por el momento de su joven y hermosa esposa Cleereta, quien había quedado allí, entre sus vides, olivares, los trigales, los esclavos, los cerdos, y su cuantiosa fortuna. a un par de horas de carro desde Roma, en las verdeadas pasturas de Campania...

sábado, 23 de octubre de 2010

Una mirada, con el fuete en la mano

He leído hace no mucho un fragmento, del cual no recuerdo lamentablemente autoría, pero si he tomado un párrafo del mismo, donde se da una visión comprensiva y en cierto punto a favor de la esclavitud, entendida en el contexto histórico...

Decía, por ejemplo, que en la antiguedad la esclavitud había permitido el esplendor de las mas gloriosas civilizaciones antiguas. Para que surja y florezca una gran civilizacion, es preciso que los pocos mejores estan libres de los cuidados y los trabajos materiales, libres para pensar solo en las cosas del espíritu. El mundo antiguo no hubiera podido desarrollarse de la manera en que lo hizo,
Platón
no hubiera podido alzarse a los pensamientos mas elevados y mas bellos si los esclavos no hubiesen sudado antes para proveer de pan de trigo y de vino de uva su convite...Controversial.