lunes, 26 de julio de 2010

Tirilio el esclavo. Cap 5.

... Curiosamente, apenas unas horas iniciado el nuevo dia Sempronio abrio sus ojos, el escarnio de la noche hacia presagiar que pasaria unas cuantas horas sumido en un profundo sueño, pero repentinamente habia despertado. Su semblante lucia demacrado, como si hubiera envejecido en ese puñado de horas una gran cantidad de años, y sus ojos, diminutos, se perdian inmoviles y sin brillo en su ancho y afiebrado rostro...
Decidio levantarse, tomar un baño y luego emprender una recorrida por el campo, el contacto con el exterior y la visita a los cultivos oxigenarian su pensamiento y talvez podria ordenar asi sus ideas. Cleereta, por su parte, descansaba en el interior de la casa, sin mayores preocupaciones en que trascurran las horas del dia, presa de la rusticidad de la vida rural y deseosa del advenimiento de alguna emocion o acontecimiento, que barra la letania rutinaria con que la sometia el duro clima invernal... Tirilio y Livia, la joven esclava, llevaban la peor parte alli, descansaban dormitando en sus camastros, doloridos por la brutal paliza recibida. Era sabido que un violento tenia en los azotes su manifestacion mas comun, y Sempronio no habia sido la exsepcion a la regla.....
En el transcurso del paseo, ya oxigenado por el fresco y reparador aire matinal, y casi sin llevar el apunte a Diomedes, que en su caracter de administrador de la finca lo acompañaba, escoltandolo y poniendolo al corriente de cuanto hecho concerniente a la finca se le ocurriera enumerar, Sempronio decide conveniente emprender un viaje a Roma a la brevedad. Alli, en la gran urbe, podria sepultar en el olvido su mal humor y desdicha, y seria posible cambiar el animo. La visita a su hermano, asistir al Coliseo a los juegos o frecuentar algun lupanar, alegrarian su espiritu y podrian ser el preambulo a el cambio de su suerte. La venta de su produccion, seguia siendo su desvelo, Roma era la ciudad de las oportunidades para algunos, y el no queria estar relegado a ellas... Ademas, para su regreso, el frio invierno cederia, y los campos recobrarian sus colores unicos con la llegada de la calida primavera...

jueves, 22 de julio de 2010

Tirilio el esclavo. Cap 4.

..... Sempronio, en soledad, y sabiéndose perdedor mayoritario ante la desgraciada situación, permanecio durante un largo tiempo en la sala, inmóvil. Desbastado su animo, el carácter afiebrado y su pensamiento inundado de fatalidades y confusiones, avivado por la continua y prolongada ingesta de vino.
Veía como había pasado por delante de sus ojos la oportunidad de trascender mucho mas lejos de la puerta de su hacienda y de la región de Campania, pero su carácter traicionero y la rustica vida rural no le dieron la templanza y la astucia para ceder ante algunas cuestiones, como para obtener así algún beneficio personal... De un momento para otro, la vista comenzo a nublarsele, y como si fuera poseído por un relámpago y con algo de aparente lucidez, se reincorporo con dificultad y llamo con su voz de toro imperativamente a los esclavos a acudir a la sala. Livia y Tirilio, adormilados por el cansancio en que se encontraban y sorprendidos y temerosos ante la orden se retrazan unos instantes, pero no tardan en llegar... Allí sempronio, ya de pie y aun tambaleante, les ordena quitarse la ropa, los dos lo observan atónitos, pero ante un brusco ademan su amo intenta arancarselas, llegando a romper sobre el torso la túnica de Tirilio... Afligidos, comienzan a desnudarse de prisa para no contrariarlo mas de lo que estaba, y se recuestan boca abajo, semi arrodillados sobre 2 cojines como su dueño les ordena... Sempronio, ya provisto del látigo, tal vez buscando atenuar de esta manera su furia y desdicha, comienza a mascullar palabras, subiendo progresivamente su tono de voz, y entre cada una de ellas, iban certeros cada uno de los azotes, que finalizaban con un chasquido semejante a un disparo de pistola...
Cleereta, quien hacia varias horas se encontraba en la recámara, alertada por la sonoridad del látigo, acude a la sala y una vez presente allí, observando un pequeño instante la escena, se acerco sigilosamente a su esposo logrando arrebatarle el fuete , poniéndole así fin al suplicio, ordenadole a los esclavos que se retiren y acto seguido guiando a su esposo, no sin dificultad, hacia la habitación conyugal.
Allí adentro Sempronio, con la escasa movilidad que poseía, busca el cuerpo de Cleereta, que se resiste levemente pero ante un pequeño forcejeo este logra colocar su cuerpo encima, el enorme peso del romano contaba demasiado, y debió soportar el desagradable acto amatorio, que ante ligeros y brutos empellones, le practicara su esposo.
Saciada su sed carnal, cayó rendido, poniéndole fin a un día donde las emociones y los excesos le jugaron una mala pasada, y se sumió así en un profundo sueño. Cleereta, con los ojos inmobiles, quedo observando fijamente el techo, como buscando allí una respuesta a algo, esperando resignada la llegada próxima de la mañana, embriagada por un confuso sentimiento de rechazo y amor hacia su esposo, a quien por momentos, sus ojos lo veían como a un extraño.....


* (Continuara.....).

miércoles, 21 de julio de 2010

Tirilio el esclavo. Cap 3

..... La noche se presento fría y brumosa, ambos hombres estaban cansados y deseaban reponer fuerzas con los alimentos, de por si cuantiosos, y tonificar el cuerpo saboreando el delicioso vino, ideal por el regocijo del espíritu, la reposicion del animo y el alivio de las tensiones. Cleereta, desde temprano habia supervisado los preparativos previos, ordenando los platos a servir para el agasajo del magistrado, la decoración de la sala y dispocicion del triclinio y siguiendo de cerca la labor de los esclavos de la casa, Tirilio y Livia, aleccionándolos con instrucciones precisas de como debian servirles además...

Lucia radiante, llevando su rubio cabello recojido en su nuca, ataviada con una fina túnica, sin cinturón, como se acostumbraba para la ocasión, donde debía reinar la comodidad y la soltura de cuerpo, que igualmente insinuaba su bella figura por debajo de la misma, donde sus pechos, turgentes y de gran volumen se destacaban claramente . La luz ,tenue y penetrante, proyectada por tres lamparas de aceite estrategicamente colocadas en derredor del triclinio, acentuaban mas aun sus formas y su blanca inmaculada piel. Se ubicaron silenciosos, Sempronio y Cleereta, anfitriones, junto al noble magistrado, componiendo el numero ideal y deseado de comensales, un numero par, hubiera sido sinónimo de malos augurios y desgracia, tan temida y rechazada en la supersticiosas creencias de los ciudadanos Romanos...
Los esclavos servían con atención y esmero los entremeses, Ostras, almejas, aceitunas varias y distinto tipos de dátiles, para luego dar paso a los asados, compuesto de carnes y un rebozante lechón relleno con ciruelas y morcillas, Comían sin prisa y constantemente, la noche avanzaba y entre bocados Sempronio departía con la visita, ante la mirada atenta de Cleereta. La charla, cordial y en un tono ameno se centraba en los intereses personales , uno en acceder rápidamente a los secretos y el provecho de los cultivos buscando el asesoramiento que le sea útil para incursiónar en el a priori redituable negocio, y el otro, atento y expectante a la ventajosa posición a la que podría acceder mediante su cooperación: Abrirse a una posición por demás de ventajosa en Roma, donde podría vender con los mejores beneficios y facilidades sus productos, y el sinfín de relaciones provechosas que le traería lograr un nombre allí, como relacionarse con la difícil y cerrada aristocracia romana, donde a pesar de su condición publica y notoria de terrateniente, esta jamas le había franqueado las puertas de acceso a la misma... Al llegar los postres y con ellos los vinos, un pequeño incidente con Tirilio, el esclavo, inundo de tensión el ambiente. Este, en una desafortunada y torpe maniobra derrama algo de vino fuera de la copa de Cleereta, hecho que lo enfureció en demasía a Sempronio, pero la rápida limpieza del derrame y el tenor de la visita hicieron que este frenara su impulso y se mantenga recostado en su lugar. Sin embargo, esta situación fue el preámbulo de lo que acontecería mas tarde, porque mientras el vino afrutado se alternaba con el vino caliente melado, ambos de la mejor cosecha y de reputación sobrada en Campania y en todo el imperio, era bebido en demasía y sin darle tregua al llenado de las copas, la conversación a su vez iba perdiendo progresivamente toda sintonía, los intereses individuales comenzaron a prevalecer sobre los mutuos y las posiciones de cada uno se hicieron cada vez mas firmes y férreas, argumentando cada vez mas elevado en el tenor de voz. En un determinado momento un violento exabrupto de palabras entre ambos puso fin a todo entendimiento posible, la reunión había llegado a su fin terminando abruptamente, y el magistrado opto por retirarse, a pesar de lo entrada que estaba la noche, decidiendo conveniente no pernoctar allí, quedando la negociación definitivamente trunca.....